Soy
pequeñita, pero tengo un aeropuerto lo suficientemente grande para
dejar aterrizar a cada una de tus sonrisas, y no tengo miedo, no tengo
miedo a los kilómetros de distancia, ni a los milímetros que separan
nuestras bocas antes de perder el control. Quizás solo se trata de
buscar un poco de calor en una ciudad que tirita de frio, de poner los
sueños por encima de la luna, es más que deseo, mas que que mis sabanas
te echen de menos esta noche, es la persona perfecta en el momento
adecuado una explicación complicada apta para corazones excesivamente
felices. No sé si lo entiendes, pero cierra los ojos, y piensa un poco
en mi.